martes, 13 de noviembre de 2007

En familia Hawaiana

En familia Hawaiana
Francisco Javier Chaín Revuelta

Quien describió la “familia sindiásmica” de los indios iroqueses a través de sus vivencias con la tribu de los seneka fue L. H. Morgan en su libro “Ancient Society”, Nueva York, 1877. Esta familia es una especie de matrimonio fácilmente disoluble por ambas partes. La descendencia de una pareja conyugal de esta especie era reconocida por todos; ninguna duda queda sobre a quién llamar padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana. Pero el empleo de estas expresiones variantes. El iroqués no sólo llama hijos a hijas a los suyos propios, sino también a los de sus hermanos, que, a su vez, también le llaman a él padre. Por el contrario, llama sobrinos y sobrinas a los hijos de sus hermanas, los cuales le llaman tío. Inversamente, la iroquesa, a la vez que a los propios, llama hijos e hijas a los de sus hermanas, quienes le dan el nombre de madre. Pero llama sobrinos y sobrinas a los hijos de sus hermanos, que la llaman tía. Del mismo modo, los hijos de hermanos se llaman entre sí hermanos y hermanas, y lo mismo hacen los hijos de hermanas. Los hijos de una mujer y los del hermano de ésta se llaman mutuamente primos y primas. Y no son simples nombres, sino expresión de las ideas que se tiene de lo próximo o lo lejano, de lo igual o lo desigual en el parentesco consanguíneo; ideas que sirven de base a un parentesco completamente elaborado y capaz de expresar muchos centenares de diferentes relaciones de parentesco de un sólo individuo.
Este sistema no sólo se halla en pleno vigor (con excepciones) entre todos los indios de Norteamérica, sino también entre los aborígenes de la India, las tribus dravidianas del Decán y las tribus gauras del Indostán. Los nombres de parentesco de las familias del Sur de la India y los de los senekas iroqueses del Estado de Nueva York aun hoy coinciden en más de doscientas relaciones de parentesco diferentes.
¿A qué se debe este fenómeno? Si tomamos en consideración el papel decisivo que la consanguinidad desempeña en el régimen social entre todos los pueblos salvajes y bárbaros, la importancia de un sistema tan difundido no puede ser explicada a la ligera. Un sistema que prevalece en toda Norteamérica, que existe en Asia entre pueblos de raza completamente distinta, y que en formas más o menos modificadas suele encontrarse por todas partes en África y en Australia, requiere ser argumentado y explicado históricamente.
Los apelativos de padre, hijo, hermano, hermana, no son simples títulos honoríficos, sino que, por el contrario, traen consigo serios deberes recíprocos perfectamente definidos y cuyo conjunto forma una parte esencial del régimen social de esos pueblos.
Se encontró a mediados del XIX, en las islas Sandwich (Hawaí) una forma de familia en la que existían los mismos padres y madres, hermanos y hermanas, hijos e hijas, tíos y tías, sobrinos y sobrinas que requiere el sistema de parentesco de los indios americanos y de los aborígenes de la India. Pero en Hawai todos los hijos de hermanos y hermanas, sin excepción, son hermanos y hermanas entre sí y se reputan como hijos comunes, no solo de su madre y de las hermanas de ésta o de su padre y de los hermanos de éste, sino que también de todos sus hermanos y hermanas de sus padres y madres sin distinción. Por tanto, el sistema de parentesco presupone una forma más primitiva de la familia, que ya no existía en Norteamérica, pero que se encontraba aún en Hawai.
Este sistema hawaiano –dice Morgan- apunta otra forma aún más primitiva que la familia iroqués, que aunque en desuso, debió existir y prevalecer en el mundo antiguo... fjchain@hotmail.com

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