miércoles, 27 de junio de 2007

Falta de claridad

Falta de claridad
Francisco Javier Chaín Revuelta

La falta de claridad del destino de los gastos públicos es lo que más incide en la evasión fiscal, lo que directamente golpea el cumplimiento voluntario de pagar impuestos. La población reclama por parte del Estado, por parte de los funcionarios que a sí mismos se nombran “servidores públicos”, reclama el pueblo, que los funcionarios públicos se ocupen de otorgar y prestar la mayor cantidad de servicios públicos de manera adecuada y eficiente.

Lo que se observa es que la mayoría de las personas tienen gran resistencia para pagar puntualmente sus impuestos, lo que influye en esta consideración es que los ciudadanos cada día con mayor vigor están exigiendo una mayor transparencia en el uso de los recursos públicos. En el caso de la educación, gran parte de los ciudadanos pagan una escuela privada para sus hijos, en el caso de la salud, se contrata un servicio de medicina prepaga, ya sea por su nivel de atención como de la inmediatez en caso de emergencias y calidad de la medicina . En lo que se refiere a la seguridad proliferan hoy en nuestra sociedad la utilización de sistemas de seguridad privada, a través de alarmas o empresas para tal efecto. Entonces, el ciudadano se pregunta, ¿Sí aporto los recursos al Estado, éste no debería prestarme estos servicios? Sin dudas que la repuesta, es obvia, y de allí la conducta de los ciudadanos con respecto a entregar sus impuestos si estos no se aplican en brindar adecuadamente los servicios.

Otra manera en que un sistema tributario contribuye al incremento de una mayor evasión impositiva, se debe básicamente al incumplimiento de los requisitos indispensables para la existencia de un sistema como tal. Si queremos recordar que la definición general de sistemas menciona que, es el conjunto armónico y coordinado de partes de un todo que interactúan dependiendo una de las otras recíprocamente para la consecución de un objetivo común; entonces podemos decir que la apreciación de un sistema tributario que se manifiesta como poco transparente, se refleja en la falta de definición de las funciones del impuesto y de la Administración Tributaria en relación a las exenciones, subsidios, promociones industriales, dispensas, etc. donde la función de una surge como el problema de otro

Tampoco se escapa a la conciencia generalizada, que donde existe una promoción o liberalización de impuesto, rápidamente surgen planteos claros de elusión y evasión fiscal. Por ello es que una gestión tributaria eficiente es tan importante como el desarrollo de un esquema tributario acorde con la realidad circundante. Si bien la falta de un adecuado sistema tributario puede constituir una causa de evasión, sin lugar a dudas que ésta no puede ser endilgada como la causa principal y exclusiva, si nos ajustáramos a esta explicación simplista, bastaría con modificar el sistema tributario y todos los problemas estarían resueltos. Un adecuado sistema impositivo exige que las leyes tributarias, los decretos reglamentarios, circulares, normas, etc. sean estructurados de manera tal, que presente técnica y jurídicamente el máximo posible de inteligibilidad, que el contenido de las mismas sea tan claro y preciso, que no permitan la existencia de ningún tipo de dudas para los contribuyentes. fjchain@hotmail.com

martes, 26 de junio de 2007

Impuestos a Matusalén

Impuestos a Matusalén
Francisco Javier Chaín Revuelta

Prudente es aceptar que el impuesto es uno de los precios por vivir en sociedad. El representante de la sociedad es el Estado que debe prestar los servicios públicos. Aunque la doctrina prianista privatizadora quiera olvidar, desatenderse y hacer caso omiso de la obligación de proporcionar los servicios públicos, nunca podrá hacerlo precisamente porque es la función y razón de ser del Estado. Si el Estado no es para proporcionar servicios públicos entonces nadie sabe para que es.

El Estado debe prestar servicios, y para tal fin necesita de recursos, y cuando no cuenta con los mismos no puede cumplir los fines de su existencia. Estos recursos deben provenir de los sectores que están en condiciones de contribuir, y el Estado debe a través del cumplimiento de sus funciones, volcarlos hacia los sectores de menores ingresos. Por ello afirmamos que es en este acto, donde sobresale el principio de solidaridad.

En este país, desde que los ladrones ocupan el poder, todo anda a los bandazos; en cuanto a su política económica y a nivel del sector empresarial la forma de incrementar sus ingresos ha sido a precisamente a través del aumento en el nivel de precios, y a nivel de las finanzas los déficit fiscales se han cubierto permanentemente con el uso del crédito (directo o bursátil) y de la inflación. También el capital mundial y sus fieles nativos andan con el viejo cuento de la “estabilidad económica”, “la globalización”, el “incremento de la competitividad” y otros tantos conceptos vacíos que sólo sirven para apantallar, asustar y limpiar incautos, ya que la economía política, desde tiempos de Matusalén, obedece a un solo principio salvaje, aquel que reza que “A los tontos fácilmente se les quita su dinero”

A tal situación, la de andar a los bandazos en economía política y sin estrategia de economía política común, se ha sumado el alto nivel del costo financiero, la relación monetaria internacional, la desventaja contra economías políticas organizadas, todo ello gracias a los nefastos jerarcas que mantienen de rodillas al país con una profunda y lastimosa recesión. Tal hecho obliga, a los que no huyen al Norte, rascar por algún túnel para lograr un respiro, siquiera para obtener magro ingreso, y un túnel, obviamente incorrecto, que es el que se cava sin pagar tributos, sin pagar impuestos, hoyo al fin, ilegal y pirata pero que impide morir de hambre e inanición.

Otro factor que cala hondo en la recaudación social es la intensidad de la falta de conciencia tributaria, y que se hace presente como causa importante y generadora de evasión fiscal. La falta de conciencia tributaria tiene relación con la falta de solidaridad y la falta de una cultura del trabajo. Permea el ambiente un sentimiento generalizado de “que todo puede arreglarse”y el pensamiento de que las normas fueron hechas para violarlas, de que las fechas de vencimientos pueden ser prorrogadas, es decir siempre se piensa de que existe una salida fácil para todos los problemas. Lo más lamentable es que los ejemplos de tan amoral cultura provienen de las clases dirigentes y empresariales, y por tanto, el ciudadano común y los escolares, son proclives a imitar tamañas mañas, reaccionan de manera inadecuada imitando a esos empresarios y gobernantes que carecen de moral, del mínimo patriotismo, de falta de compromiso con los mas altos ideales de honestidad y transparencia. fjchain@hotmail.com (070626)