viernes, 30 de marzo de 2007

El Estado represor

El Estado Represor


Fco. Javier Chaín Revuelta

El Estado es una máquina para que una clase reprima a otra, una máquina para el sometimiento a una clase de otras clases, subordinadas. Esta máquina puede presentar diversas formas. El Estado esclavista podía ser una monarquía, una república aristocrática e incluso una república democrática. En realidad, las formas de gobierno variaban extraordinariamente, pero su esencia era siempre la misma: los esclavos no gozaban de ningún derecho y seguían siendo una clase oprimida; no se los consideraba seres humanos. Nos encontramos con lo mismo en el Estado feudal.

El cambio en la forma de explotación trasformó el Estado esclavista en Estado feudal. Esto tuvo una enorme importancia. En la sociedad esclavista, el esclavo no gozaba de ningún derecho y no era considerado un ser humano; en la sociedad feudal, el campesino se hallaba sujeto a la tierra. El principal rasgo de la servidumbre era que a los campesinos (y en aquel tiempo los campesinos constituían la mayoría, pues la población urbana era todavía muy poco desarrollada) se los consideraba sujetos a la tierra: de ahí se deriva este concepto mismo -la servidumbre. El campesino podía trabajar cierto número de días para si mismo en la parcela que le asignaba el señor feudal; los demás días el campesino siervo trabajaba para su señor. Subsistía la esencia de la sociedad de clases: la sociedad se basaba en la explotación de clase. Sólo los propietarios de la tierra gozaban de plenos derechos; los campesinos no tenían ningún derecho. En la práctica su situación no difería mucho de la situación de los esclavos en el Estado esclavista. Sin embargo, se había abierto un camino más amplio para su emancipación, para la emancipación de los campesinos, ya que el campesino siervo no era considerado propiedad directa del señor feudal. Podía trabajar una parte de su tiempo en su propia parcela; podía, por así decirlo, ser, hasta cierto punto, dueño de sí mismo; y al ampliarse las posibilidades de desarrollo del intercambio y de las relaciones comerciales, el sistema feudal se fue desintegrando progresivamente y se fueron ampliando progresivamente las posibilidades de emancipación del campesinado. La sociedad feudal fue siempre más compleja que la sociedad esclavista. Había un importante factor de desarrollo del comercio y la industria, cosa que, incluso en esa época, condujo al capitalismo. El feudalismo predominaba en la Edad Media. Y también aquí diferían las formas del Estado; también aquí encontramos la monarquía y la república, aunque esta última se manifestaba mucho más débilmente. Pero siempre se consideraba al señor feudal como el único gobernante. Los campesinos siervos carecían totalmente de derechos políticos.

Ni bajo la esclavitud ni bajo el feudalismo podía una reducida minoría de personas dominar a la enorme mayoría sin recurrir a la coerción. La historia está llena de constantes intentos de las clases oprimidas por librarse de la opresión. La historia de la esclavitud nos habla de guerras de emancipación de los esclavos que duraron décadas enteras. El nombre de "espartaquistas" –adoptado por el único partido alemán que luchó contra el yugo capitalista- lo adoptaron debido a que Espartaco fue el héroe más destacado de una de las más grandes sublevaciones de esclavos que tuvo lugar hace unos dos mil años. Durante varios años el Imperio romano, que parecía omnipotente y que se apoyaba por entero en la esclavitud, sufrió los golpes y sacudidas de un extenso levantamiento de esclavos, armados y agrupados en un vasto ejército, bajo la dirección de Espartaco, que finalmente fue torturado y asesinado por los propietarios como sigue siendo costumbre.

martes, 27 de marzo de 2007

Aparato de violencia

Aparato de violencia
Fco. Javier Chaín Revuelta


A través de siglos el Estado transitó de formas primitivas de esclavitud al feudalismo y de allí al capitalismo, presentando gran variedad de doctrinas políticas, opiniones y revoluciones. Antes de la división social en clases no existió Estado alguno y ni falta hacía. Pero cuando surge y se afianza la división clasista, también surge y se afianza el Estado. La historia de la humanidad conoce decenas y cientos de países que han pasado o están pasando en la actualidad por la esclavitud, el feudalismo y el capitalismo. En cada uno de ellos, pese a los enormes cambios históricos que han tenido lugar, pese a todas las vicisitudes políticas y a todas las revoluciones relacionadas con este desarrollo de la humanidad y con la transición desde la esclavitud, pasando por el feudalismo, hasta el peor capitalismo ejercido hoy por el violento imperialismo de la globalización representado por el invasor y terrorista gobierno gringo y sus etnolacayos.

El Estado ha sido siempre un aparato creado al margen de la sociedad y consistente en un grupo de personas dedicadas exclusiva o casi exclusivamente o principalmente a gobernar. Los hombres se dividen en gobernados y en especialistas en gobernar, que se colocan por encima de la sociedad y son llamados gobernantes, representantes del Estado. Este aparato, este grupo de personas que gobiernan a otros, se apodera siempre de ciertos medios de coerción, de violencia física, ya sea que esta violencia sobre los hombres se exprese con armas primitivas o modernísimas. Los métodos de violencia cambiaron, pero dondequiera existió un Estado, existió en cada sociedad, un grupo de personas que gobernaban, mandaban, dominaban, y que, para conservar su poder, disponían de un aparato de coerción física, de un aparato de violencia, con las armas que correspondían al nivel técnico de la época dada. Y sólo examinando estos fenómenos generales, preguntándonos por qué no existió ningún Estado cuando no había clases, cuando no había explotadores y explotados, y por que apareció cuando aparecieron las clases; sólo así encontraremos una respuesta definida a la pregunta de cuál es la esencia y la significación del Estado.

El Estado es una máquina para mantener la dominación de una clase sobre otra. Cuando no existían clases en la sociedad, cuando, antes de la época de la esclavitud, los hombres trabajaban en condiciones primitivas de mayor igualdad, en condiciones en que la productividad del trabajo era todavía muy baja y cuando el hombre primitivo apenas podía conseguir con dificultad los medios indispensables para la existencia más tosca y primitiva, entonces no surgió, ni podía surgir, un grupo especial de hombres separados especialmente para gobernar y dominar al resto de la sociedad. Sólo cuando apareció la primera forma de la división de la sociedad en clases, cuando apareció la esclavitud, cuando una clase determinada de hombres, al concentrarse en las formas más rudimentarias del trabajo agrícola, pudo producir cierto excedente, y cuando este excedente no resultó absolutamente necesario para la más mísera existencia del esclavo y pasó a manos del propietario de esclavos, cuando de este modo quedó asegurada la existencia de la clase de los propietarios de esclavos, entonces, para que ésta pudiera afianzarse era necesario que apareciera un Estado. Y apareció el Estado esclavista, un aparato que dio poder a los propietarios de esclavos y les permitió gobernar a los esclavos.

lunes, 26 de marzo de 2007

Cínicos y miserables

Cínicos y miserables
Fco. Javier Chaín Revuelta

Tengamos presente el hecho terrible de padecer un Estado que favorece a cínicos explotadores sometiendo a la de a fuerza grandes mayorías de personas que además de explotadas son acorraladas en degradante miseria. El desarrollo de todas las sociedades humanas a lo largo de miles de años revela cierta regularidad y consecuencia. Tenemos, primero, una sociedad sin clases, la sociedad originaria, patriarcal, primitiva, en la que no existían aristócratas; luego una sociedad basada en la esclavitud, una sociedad esclavista. Todavía hoy en muchos lugares existe la esclavitud y muchas de sus variantes o disfraces crecen aceleradamente. La división en propietarios de esclavos y esclavos fue la primera división de clases importante. El primer grupo no sólo poseía todos los medios de producción -la tierra y las herramientas-, sino que poseía también los hombres.

Esta forma esclavista fue seguida en la historia por otra forma conocida como feudalismo. En la gran mayoría de los países, la esclavitud, en el curso de su desarrollo, evolucionó hacia la servidumbre. La división fundamental de la sociedad era: los terratenientes propietarios de siervos, y los campesinos siervos. Cambió la forma de las relaciones entre los hombres. Los poseedores de esclavos consideraban a los esclavos como su propiedad; la ley confirmaba este concepto y consideraba al esclavo como un objeto que pertenecía íntegramente al propietario de esclavos. Por lo que se refiere al campesino siervo, subsistía la opresión de clase y la dependencia, pero no se consideraba que los campesinos fueran un objeto de propiedad del terrateniente propietario de siervos; éste sólo tenía derecho a apropiarse de su trabajo, a obligarlos a ejecutar ciertos servicios. En la práctica, como se puede apreciar, incluso hoy mismo, la servidumbre no se diferencia en nada de la esclavitud.

Más tarde, con el desarrollo del comercio, la aparición del mercado mundial y el desarrollo de la circulación monetaria, dentro de la sociedad feudal surgió una nueva clase, la clase capitalista. De la mercancía, el intercambio de mercancías y la aparición del poder del dinero, surgió el poder del capital. Durante el siglo XVIII, o mejor dicho desde fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX, estallaron revoluciones en todo el mundo. El feudalismo fue abolido en muchos países. A consecuencia, una forma de sociedad fue remplazada por otra, el feudalismo fue reemplazado por el capitalismo, bajo el cual siguió existiendo la división en clases, así como diversas huellas y supervivencias del régimen de servidumbre, pero fundamentalmente la división en clases asumió una forma diferente.

Los dueños del capital, los dueños de la tierra y los dueños de las fábricas constituían y siguen constituyendo, en todos los países capitalistas, una insignificante minoría de la población, que gobierna totalmente el trabajo de todo el pueblo, y, por consiguiente, gobierna, oprime y explota a toda la masa de trabajadores, la mayoría de los cuales son proletarios, trabajadores asalariados, que se ganan la vida en el proceso de producción, sólo vendiendo su mano de obra, su fuerza de trabajo. Con el paso al capitalismo, los campesinos, que habían sido divididos y oprimidos bajo el feudalismo, se convirtieron, en proletarios, la mayoría como obreros en fábricas, y la minoría se quedó en el campo como seres sometidos por los terratenientes y propietarios de agroindustrias. Ejemplo famoso de explotador campirano es el tal Vicente Fox que incluso la ley le permitió poner todo el aparato del Estado a su particular servicio.

domingo, 25 de marzo de 2007

Si hay violencia no hay poder

Si hay violencia no hay poder
Fco. Javier Chaín Revuelta

Hay relación entre violencia y poder a través de la lucha de clases. Hay relación al conceptualizar al poder como el monopolio de la violencia legítima, es decir, la capacidad de imponer la propia voluntad al comportamiento de otros, el poder considerado como articulador de la violencia. Sin embargo existe la tesis de la filosofía clásica que estipula que donde hay violencia no hay poder.

De ahí surge que ninguna dirección política puede sustituir impunemente al poder por la fuerza y el poder sólo puede surgir de un espacio público no deformado. Un espacio público político sólo puede generar poder legítimo en la medida en que sea expresión de las estructuras de una comunicación no distorsionada. En este marco el poder no está relacionado con la obediencia y el mando sino que por el contrario es la capacidad de actuar concertadamente. El poder es un fin y la violencia un instrumento. El poder no constituye una relación medio-fin, sino que es una acción comunicativa orientada al consenso. En este sentido es que la estructura del poder en sí mismo puede y sobreviene a todas las cosas por lo cual el poder lejos de ser un medio es la verdadera condición que permite a un grupo de personas pensar y actuar en términos de categorías medio-fin.

Por otra parte, el poder para su ejercicio y fundamentalmente para su permanencia necesita legitimidad, la violencia por el contrario puede ser justificable pero nunca legítima. La violencia puede destruir al poder pero de la violencia nunca podrá brotar el poder. Del mismo modo, la violencia puede reemplazar al poder y significar la victoria inmediata a la vez que significar la derrota de los vencedores en el mediano plazo en términos de su permanencia. La violencia es la capacidad de impedir que otros individuos o grupos perciban sus intereses. En este sentido la violencia se encuentra en la adquisición del poder político

Que alguien quiera eliminar calculadamente a otros porque le estorban o porque parecen inconvenientes desde una determinada ideología, estado o tipo de leyes, como hace el verdugo, parece execrable. Si se considera al ser humano como centro del universo y fuente primigenia de libertad, casi como algo sagrado, el homicidio tiene que ser necesariamente algo escandaloso. Ahora bien, como es conocido, el ser humano, fuente de libertad, es también fuente de opresión, para sí mismo y para otros.

Ejecución en frío y asesinatos calculados repelen mente y corazón. Antiguas sociedades se justificaba argumentando razones de estado o religión. Asesinatos pasionales, aunque también repulsivos, parecen reclamar más indulgencia, pues ¿quién es el que en alguna ocasión no ha sido llevado por la furia empleando la violencia, aunque sólo sea en la niñez? La violencia es fuerza muchas veces incontrolable, incluso para los que fríamente la calculan para sus propósitos. El principio es natural, el animal atacado y vivamente molestado, si tiene defensas, no duda en repeler el ataque como puede, aun a costa de la muerte del agresor. Artificial es la violencia institucional aplicada hoy a los derechos del hombre y al mercado, en las imposiciones de multinacionales, de grandes grupos de opinión que se camuflan como empresas de información, de la cibercultura, donde el planeta depende de pocas empresas, así como de los partidos políticos que forman elite al margen de la ciudadanía y tergiversan la voluntad popular por medio de la demagogia. El imperio cree legítima su fuerza, como si fuera el templo de las libertades.

viernes, 23 de marzo de 2007

Mujer del Paraíso

Mujer del Paraíso
Fco. Javier Chaín Revuelta

No siempre existió el Estado. Hubo un tiempo en que no había Estado. En realidad, el Estado, daña muchísimo más que lo que escasamente pretende aliviar. El Estado sólo aparece en el lugar y momento en que surge la división de la sociedad en clases, cuando aparecen los explotadores y los explotados.

Antes de que surgiera la explotación de propietarios sobre esclavos, existía la familia patriarcal, la familia del clan, donde vivían juntas las personas de un mismo linaje u origen. En la vida de muchos pueblos primitivos subsisten huellas muy definidas de aquellos tiempos, y si se toma cualquier libro sobre cultura antigua, se tropezará con descripciones más o menos precisas del hecho de que hubo una época en la que aún no existía la división de la sociedad en esclavistas y esclavos. En esa época no existía el Estado, no había ningún aparato especial para el empleo sistemático de la fuerza y el sometimiento del pueblo por la fuerza. Ese aparato es lo que se llama Estado.

En la sociedad primitiva, cuando la gente vivía en pequeños grupos familiares y se hallaba en condiciones que equivocadamente llamamos “salvajes”, no se observan indicios de la existencia del Estado. Lo que se observa es el predominio de la costumbre, la autoridad, el respeto, el poder de que gozaban los ancianos del clan; nos encontramos con que este poder era reconocido sin importar género, la posición de las mujeres, entonces, no se parecía a la de opresión y falta de derechos de las mujeres de hoy. Lo que no se encuentra en ninguna parte es una categoría especial de individuos diferenciados que gobiernen a los otros y que, en aras y con el fin de gobernar, dispongan sistemática y permanentemente de cierto aparato de coerción, de un aparato de violencia, tal como el que representan actualmente, como todos saben, los grupos especiales de hombres armados, las cárceles y demás medios para someter por la fuerza la voluntad de otros, todo lo que constituye la esencia del Estado.

Si dejamos de lado las doctrinas religiosas, las sutilezas, los argumentos filosóficos y las diversas opiniones erigidas por los eruditos al servicio de los propietarios, veremos que el Estado es en realidad un aparato de gobierno, separado de la sociedad humana. Cuando aparece un grupo especial de hombres de esta clase, dedicados exclusivamente a gobernar y que para gobernar necesitan de un aparato especial de coerción para someter la voluntad de otros por la fuerza -cárceles, grupos especiales de hombres, ejércitos, etc.-, es cuando aparece el Estado.

Pero hubo un tiempo en que no existía el Estado, en que los vínculos generales, la sociedad misma, la disciplina y organización del trabajo se mantenían por la fuerza de la costumbre y la tradición, por la autoridad y el respeto de que gozaban los ancianos del clan o las mujeres -quienes en aquellos tiempos felices y paradisíacos, no sólo gozaban de una posición social igual a la de los hombres, sino que, no pocas veces, gozaban incluso de una posición social superior- y en que no había una categoría especial de personas que se especializaban en gobernar. La historia demuestra que el Estado, como aparato especial para la coerción de los hombres, surge solamente donde y cuando aparece la división de la sociedad en clases, o sea, la división en grupos de personas, algunas de las cuales se apropian permanentemente del trabajo ajeno, donde unos explotan a otros.

miércoles, 21 de marzo de 2007

La policía es de quien la paga

La policía es de quien la paga


Fco. Javier Chaín Revuelta


El concepto de Estado es confuso a causa de todo lo sembrado por eruditos, escritores, filósofos y para mayor confusión el Estado está distorsionado a causa de esos cristianos siempre dispuestos a sacrificarse por Dios y por la Patria usufructuando los huesos públicos.
La nota también será confusa y acaso, si bien le va, apenas logre motivar alusivas lecturas sobre lo que es un Estado, tomando en cuenta que muchas veces lo que no resulta claro a la primera lo será en segunda o en posterior lectura. El tema del Estado es asunto básico en toda política en época pacífica y más fundamental aún en tiempos turbulentos y prerrevolucionarios como los que se viven ahora. Diariamente se constatan tormentas sociales en cualquier periódico a propósito de cualquier asunto económico o político. Todos los días por este u otro motivo regresa la pregunta ¿Qué es el Estado, cual su naturaleza, cual su significado, cual la actitud de los partidos frente al Estado? Lo importante de la respuesta será la razón e investigación de cada cual para adquirir capacidad de enfocar y comprender el problema del Estado.

El problema del Estado a menudo es confundido con problemas religiosos, no sólo por representantes de iglesias sino también por quienes se consideran libres de prejuicios. Aun hoy hace falta señalar que el Estado no es algo divino o sobrenatural, como hasta hace aun pocos años imperaba esta doctrina estrechamente vinculada a los intereses de las clases explotadoras -terratenientes y capitalistas- sirviéndole tan bien a sus intereses. Esta ideología divina impregnó tan profundamente todas las costumbres, las concepciones, y la ciencia de los señores de la explotación que aun se encuentran bastantes vestigios de ella a cada paso.

La teoría del Estado sirve para justificar los privilegios sociales, la existencia de la explotación y la existencia del capitalismo, razón por la cual sería el mayor de los errores esperar imparcialidad en este problema, abordarlo en la creencia de que quienes pretenden ser científicos puedan brindarle a usted una concepción puramente científica del asunto. Cuando se haya familiarizado con el problema del Estado, con la doctrina del Estado y con la teoría del Estado, y lo haya profundizado suficientemente, descubrirá siempre la lucha entre clases diferentes, una lucha que se refleja o se expresa en un conflicto entre concepciones sobre el Estado, en la apreciación del papel y de la significación del Estado.

Para abordar este problema del modo más serio, hay que echar, por lo menos, una rápida mirada a la historia del Estado, a su surgimiento y evolución. Lo más seguro, cuando se trata de un problema de ciencia social, y lo más necesario para adquirir realmente el hábito de enfocar este problema en forma correcta, sin perdernos en un cúmulo de detalles o en la inmensa variedad de opiniones contradictorias; lo más importante para abordar el problema seriamente, es no olvidar el nexo histórico fundamental, analizar cada problema desde el punto de vista de cómo surgió en la historia el fenómeno dado y cuáles fueron las principales etapas de su desarrollo y, desde el punto de vista de su desarrollo, examinar en qué se ha convertido hoy. Por lo pronto esta nota puede adelantar la cuestión de que si el ejército y la policía es de quien la paga, el Estado ¿De quién será?
fjchaín@hotmail.com

martes, 13 de marzo de 2007

A para vecinito

A para vecinito
Fco. Javier Chaín Revuelta

Si usted se entera que su vecino se metió a balazos y bombazos a una casa de la otra cuadra y asesino al jefe de familia y a sus hijos y se ha quedado indefinidamente ocupando esa propiedad invadida, a usted no le queda más que pensar que está alucinando o que se encuentra en un mundo sin ley ni orden.

Pero, si además, en su mansión, el vecinito se ocupa levantar excesivos muros entre su propiedad y la suya (de la que en otra ocasión ya le robó a usted un pedazote) y aparte le restringirle a usted y los suyos se acerquen a su propiedad, y sólo lo permite si es en calidad de sirvientes o de mozos, entonces usted seguramente no se irá formando una buena opinión de tal sujeto.

Pero si todavía más tiene usted conocimiento que el sujeto de marras acostumbra invadir casas ajenas y aparte el individuo es hijo de papá, tiene antecedentes alcohólicos y es fanático religioso, pues usted seguramente tendrá mucho cuidadito con tal individuo, y será prudente no llevarlo nunca a casa de usted, no sólo para evitar que su familia conozca el mal ejemplo de tan bestial sujeto, sino para que no se le vaya a ocurrir al vecinito alguna cosa de su casa o se le ocurra de nuevo robarle otro pedazo de terreno. Además debe usted cuidar su prestigio, ya que como dice el refrán “Dime con quien andas y te diré quien eres”

Pero ahora resulta, a pesar de que se le aconsejó lo contrario, el presidente del IFE y del tribunal, al tal Calderón, se le ocurrió juntarse con el asesino bush y hasta lo invitó comer con él en la ciudad de Mérida. Como tal sujeto es el representante de la mafia internacional y ha agraviado a muchísimos pueblos y a muchísimas personas pues siempre anda resguardado por miles de sujetos fieros y armados, tanques, helicópteros, barcos y aviones, con la consecuencia que siempre deja, por donde pasa, una estela de garrotazos, detenidos, heridos y hasta muertos a causa de la furia que causa en las personas que a tal sujeto se le reciba como una persona normal y no como a un desquiciado como lo que es realmente. Es una vergüenza para todos que al mayor violador de los derechos humanos, al mayor terrorista que ha existido en este planeta, a un sujeto que agravia constantemente a los mexicanos, se le reciba en la casa. Sólo a individuos semejantes a él puede ocurrírseles tal despropósito.

Kevin Phillips, autor de Dinastía estadounidense, denuncia que el tal bush “Encabeza un gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos. En lo que va de sus dos periodos de gobierno se ha servido del cargo para seguir amasando fortuna para su famiglia. La "guerra al terrorismo", las invasiones a Afganistán e Irak, la neonazi Ley Patriótica en Estados Unidos fortalecen los negocios del clan Bush. Igual que el muro, la militarización de la frontera con México y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. Además, como principal operador del cártel petrolero-gasero texano conformado por las trasnacionales Exxon-Mobil, Halliburton, Enron y El Paso Corporation, ha repetido que México es una "fuente primordial" para garantizar la "seguridad energética" de Estados Unidos. Por lo que insiste en que se debe privatizar Pemex, con la mira puesta en las reservas de gas natural de Burgos, Sabinas y Pedregosas, y la producción petrolera en aguas profunda del Golfo de México, frente a Texas, los dominios del clan Bush. ¡A para vecinito! ¡No le dará vergüenza a Calderón haberlo recibido? fjchain@hotmail.com

lunes, 12 de marzo de 2007

Los cronistas reales

Los cronistas reales
Fco. Javier Chaín Revuelta

Se dice que el cronista debe ser testigo presencial de los hechos y que los hechos se refieren en orden cronológico. Si tomamos en serio lo anterior la crónica detallada de una época, de un país, de una localidad, de un pueblo, de una persona, debe ser escrita por un testigo ocular que ha registrado sin comentarios todos los pormenores que ha visto. Así Bernal Díaz del Castillo ¿Qué habrá escrito? Una crónica o una “Verdadera historia de la conquista de la Nueva España” ¿Y García Márquez? “Crónica de una muerte anunciada” o una novela de ficción.

Si seguimos tomando en cuenta que el cronista debe ser testigo de los hechos, el que quiera asumirse como cronista de la aldea quedará claramente rebasado por los numerosos hechos y le será imposible estar físicamente en varios lados a un mismo tiempo. Lo más que podrá hacer es estar en algunos hechos y de los demás recabar sólo lo que le haya sido transmitido por testigos oculares; además, para cumplir fielmente con la crónica, se abstendrá de dar sus comentarios y puntos de vista de los hechos, limitándose a narrarlos tal cual hayan sucedido.

A veces una persona se entera en que en tal o cual aldea, a la autoridad, se le ha ocurrido, que tal o cual individuo deba ser el cronista de los sucesos de la aldea. O en pueblos con más habitantes, a la autoridad, se le ha ocurrido que un solo cronista, con el pretexto de que no se dará abasto, y para congraciarse con algunas personas con las que le interesa quedar bien, se le ocurre a tal autoridad, nombrar no un cronista del pueblo, sino un puñado de cronistas. Claro que cuidará que ello no le impacte en el presupuesto de la aldea fiel, dándoles a todos ellos un nombramiento de carácter honorario, lo cual solo merecerá de vez en cuando, una palmadita, realizar cortesana y fiel ceremonia para entregarles algún diploma, y si bien les va, una medalla dorada o plateada con listón de llamativo color. Por supuesto que con tamañas prebendas, los cronistas así nombrados, se cuidarán de nunca reunirse, nunca harán ninguna crónica, y si acaso llegan a hacerla no será crónica, sino será su opinión o sus comentarios sobre algún hecho o sobre cualquier tema que les llame su propio interés.

Conociendo lo anterior, cualquier persona con sentido común, puede concluir que los actuales y verdaderos cronistas de una ciudad son las personas que hacen realidad los periódicos, las radiodifusoras, las televisoras y el Internet. Si se toma de muestra los periódicos se observará que se narran los hechos en orden cronológico (día por día, siempre un día después del otro) por un testigo (la mayor parte de las veces) ocular y a veces acompañado de un fotógrafo. Y si la crónica del hecho esta bien realizada y de acuerdo a la norma, el cronista del periódico (reportero) dirá sólo lo que pasó y lo que observó, cuidándose de omitir opinión. Cómo los hechos son tan variados, los diarios cuentan con muchos cronistas, cada uno especialista, unos en asuntos polacos, otros en asuntos del gobierno, otros en asuntos de sangre y crimen, otros en asuntos de oro, otros en chismes y glamour. Si un día una aldea llega a tener autoridades democráticas, entonces no necesitará “cronistas reales” bastará con reconocer a reporteros y locutores como los verdaderos cronistas del pueblo.

domingo, 11 de marzo de 2007

Pueblo sin ley

Pueblo sin ley

Fco. Javier Chaín Revuelta

En marzo 10 de este año Julieta Zambrano informó a los mundanos que el Ayuntamiento de Escudero acordó con parte del cabildo “comprar” energía eléctrica a una tal compañía Procesamiento Energético Mexicano (Proenermex) pero que tendrán que esperar la autorización del Congreso Local. Petición ociosa, ya que por obviedad se la negarán por la única, sencilla y clara razón de que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Ley Suprema de la Nación) prohíbe a particulares vender energía eléctrica.

Las personas que asistieron a la escuela primaria y además lograron aprender algo, saben que en el párrafo sexto del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (aún vigente) establece clara y textualmente lo siguiente:

“Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la Nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines.”

Por lo anterior será ocioso y pérdida de tiempo “solicitar” al Congreso Local lo que no puede autorizar de ninguna manera sin violentar las leyes constitucionales. Esta nota recomienda y se permite, muy atentamente, sugerir a funcionarios, políticos, congresistas, lideres electricistas y otras personas dedicadas a este tipo de redituables actividades anexas, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene abiertas escuelas primarias vespertinas y nocturnas para adultos que lo requieran, donde maestros y maestras, se ocupan, entre otras materias, de repasar las leyes de los mexicanos.

La nota también recomienda a todas las personas proclives a la privatización de los recursos naturales y que consideran positivo y beneficioso que compañías particulares se encarguen de producir y venderles la energía eléctrica, que por favor pidan a los diputados más cercanos a su corazón que propongan las modificaciones necesarias al artículo 27 constitucional, con la esperanza de que algún día, se modifique de acuerdo a sus pretensiones y así pueda llegar a feliz término la increíble crónica de una privatización de la energía eléctrica largamente anunciada por la filosofía prianista, por sus proveedores, sus consejeros y los indispensables padrinos de la bandas de “cuello blanco” y miembros del famoso club “Inversionistas Extranjeros & lacayos, Inc.”

Por supuesto dicha crónica incluirá la ya vieja historia, anunciada en las páginas de este prestigiado diario y en otros medios, por estas mismas fechas, pero hace un año, donde aparece como propietario de la compañía Proenermex, un tal rey de la mezclilla deseoso de ampliar sus negocios suministrando, entre telefonazos, energía eléctrica a los preciosos municipios veracruzanos.

¿Quién dice que la historia no se repite al cabo de año? Claro es que con una que otra variante, como el cambio de esa fea palabra “venta” por otra más amable y con el también indispensable cambio de un propietario menos telefónico.

sábado, 10 de marzo de 2007

Alucinaciones tropicalea

Alucinaciones Tropicales
Fco. Javier Chaín Revuelta

Aunque usted no lo crea el ejército mexicano es la rama terrestre de las Fuerzas armadas de México, depende de la Secretaría de la Defensa Nacional y se encarga de defender la soberanía del país, así como de ayudar a proteger la integridad de sus habitantes aunque usted no lo crea ni lo vea.

En el sexenio de López Paseos, uno de los tantos presidentes que los mexicanos padecen, se utilizó al ejército una vez más, en gran escala y para no romper la tradición, para reprimir las manifestaciones de trabajadores petroleros, telegrafistas, maestros y otros gremios, los cuales defendían los derechos laborales y sindicales. La represión ejercida por el ejército en 1958 sobre los ferrocarrileros también encarceló a sus dirigentes Campa y Vallejo y además realizó una requisa en la cual, los pelones, se hicieron cargo del servicio que siempre había sido manejado por civiles.

Algunos años más tarde, el 2 de Octubre de 1968, el ejército mexicano dirigido por un tal Marcelino García Barragán (que Shetán lo tenga en su cálido y santo reino) volvió a cubrirse de gloria con una matanza de estudiantes en Tlatelolco, para ello utilizó el viejísimo truco de responsabilizar a las mismas victimas, a los estudiantes, de haber agredido al ejército. Algún diputadillo priísta de aquella época, al igual que los diputadillos priístas de ahora y precursor de los “simpáticos” yunkeros panuchos de hoy, no tuvo empacho en pontificar que era preferible morir masacrado por el ejército mexicano y no por el ejército ruso.

Pero para provocar más muertos y agravios nadie mejor que el padrino Luis Echevarria, quien a pesar de que aún envía a sus voceros proponer “no abrir heridas” los jueces ya lo tienen marcado como un genocida. En su nefasto período el ejército se cubrió aún de más gloria al liquidar a los luchadores sociales rurales, que como ahora, no cuentan con seguridad legal para su loable trabajo de promover una mejor calidad de vida para miserables y desposeídos,

Por supuesto que el ejército en 1988 también se puso al servicio de la venganza de otro “patriota” ejemplar como Carlos Salinas, participando en la detención del líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, y también se cubrió de gloria en 1994 enfrentando y derrotando a unos zapatistas que estaban fuertemente armados con poderosos rifles de palo. También hay que señalar que desde 1980 la mayor ocupación de las Fuerzas armadas de México es la de ejercer como policía antinarcóticos.

Ahora en 2007 siendo leales a su ilustre tradición, en el día de la mujer, se ha denunciado que comandados por Hugo Chávez los rusos comunistas disfrazados de “juanes” han violado, golpeado y asesinado a la anciana Ernestina Ascensio en el municipio de Soledad Atzompa, y todo eso ¿sabe usted para qué? Pues nada menos que para echarle la culpa al ejército e intentar destruir su inconmensurable e intocable honor así como su enorme prestigio e imagen. fjchain@hotmail.com

miércoles, 7 de marzo de 2007

La escuela de la necesidad

La escuela de la necesidad
Fco. Javier Chaín Revuelta

Hay diversas formas de necesidad. Si alguien me obliga irremediablemente a hacer algo, lo haré necesariamente y, sin embargo, la necesidad de ese hacer mío no es mía, no ha surgido en mí, sino que me es impuesta desde fuera. Yo siento, por ejemplo la necesidad de pasear por el parque ecológico Paso Coyol y esta necesidad es mía, brota en mí, lo cual no quiere decir que sea un capricho, ni un gusto, no; la ser de necesidad tiene un carácter de imposición y no se origina en mi albedrío, pero me es impuesta desde dentro de mi ser, la siento, en efecto como una necesidad mía. Más cuando al salir hacia el paseo el agente de tránsito me obliga a seguir una cierta ruta, me encuentro con otra necesidad, pero que ya no es mía, sino que me viene impuesta del exterior, y ante ella lo más que puedo hacer es convencerme por reflexión de sus ventajas y, en vista de ello, aceptarla. Pero aceptar una necesidad, reconocerla, no es sentirla, sentirla inmediatamente como tal necesidad mía, es mas bien una necesidad de las cosas, que de ella me llega extraña a mí. Sería ésta una necesidad mediata frente a la inmediata, a la que siento, en efecto como nacida en mí.

Ahora bien, cuando el hombre se ve obligado a aceptar una necesidad externa, mediata, se encuentra en una situación equívoca, bivalente, porque equivale a que se le invitase a hacer suya –esto significa aceptar- una necesidad que no es suya. Tiene, quiera o no, que comportarse como si fuese suya; se le invita, pues, a una ficción, a una falsedad. Y aunque el hombre ponga toda su buena voluntad para lograr sentirla como suya, no está dicho que lo logre, no es ni siquiera probable.

Hecha esta aclaración, fijémonos en cual es la situación normal del hombre a la que se llama estudiar, si usamos, sobre todo, este vocablo en el sentido que tiene como estudio del estudiante; o lo que es lo mismo, preguntémonos qué es el estudiante como tal. Y es el caso que nos encontramos con algo alucinante, con algo igual a la falsedad de estudiar. Nos encontramos con que el estudiante es un ser humano, masculino o femenino, a quien la vida le impone la necesidad de estudiar las ciencias de las cuales el no ha sentido inmediata, auténtica necesidad. Si dejamos a un lado casos excepcionales, reconoceremos que en el mejor caso siente el estudiante una necesidad sincera, pero vaga, de estudiar “algo”, así en general de “saber”, de instruirse. Pero la vaguedad de este afán declara su escasa autenticidad. Es evidente que un estado tal de espíritu no ha llevado nunca ha crear ningún saber, porque éste es siempre concreto, es saber precisamente esto o precisamente aquello; y, según la ley de la funcionalidad entre buscar y encontrar, entre necesidad y satisfacción, los que crearon un saber es que sintieron no el vago afán de saber, sino el concretísimo de averiguar tal determinada cosa.

Esto revela que aun en el mejor caso –salvo excepción- el deseo de saber que puede sentir el buen estudiante es por completo heterogéneo, tal vez antagónico del estado de espíritu que llevó a crear el saber mismo. Y es que la situación del estudiante ante la ciencia es opuesta a la que ante ésta tuvo su creador. En efecto: la ciencia no existe antes de su creador. Éste no se encontró primero con ella y luego necesitó poseerla, sino que primero sintió una necesidad vital y no científica y ella le llevó a buscar su satisfacción y al encontrarla en unas ciertas ideas resultó que éstas eran la ciencia, o como dicen los capitalistas ahora, su patente.