jueves, 4 de octubre de 2007

La esfera de la Necesidad

La esfera de la Necesidad
Francisco Javier Chaín Revuelta

Si el movimiento estudiantil del 68 irrumpió simultáneamente la tranquilidad burguesa en muchos países y a la distancia (39 años) se le caracteriza y recuerda como punto de inflexión entre la sociedad tradicional y la actual, bien merece tinta y repaso. Hay en el movimiento estudiantil una aguda crítica al concepto de humanismo, incluso del humanismo socialista, en cuanto ideología burguesa, una crítica que puede ser fácilmente malentendida. El humanismo, de acuerdo con esta crítica, es el nombre de un ideal que todavía huele a represión, (represión que se disfraza con lemas cursis: “gobierno con rostro humano” etc.) aunque a una represión refinada y sofisticada, a una interiorización, sublimación de la libertad y la igualdad. El joven pensante de hoy (aquel que logra salvarse de la enajenación brutal a que son sometidos y mediatizados los estudiantes) siente en la idea de humanismo un grado de sublimación que ya no está dispuesto a tolerar, porque ya no es necesario para el progreso humano. No es necesario ni para la emergencia de una sociedad libre ni para la emergencia de individuos libres. Para estos jóvenes pensantes el término humanismo es inseparable de la alta cultura afirmativa de la sociedad burguesa, sociedad que se encuentra en plena decadencia.

Es inseparable de la idea represiva de la persona o personalidad que puede “auto-desarrollarse” sin exigir demasiado al mundo, poniendo en práctica el grado de resignación requerido socialmente. Para ellos, el humanismo sigue siendo un concepto idealista que subestima el poder y el peso de la materia bruta, el poder y el peso del cuerpo, de la biología mutilada, del hombre, de sus instintos vitales mutilados. Para los jóvenes pensantes de la nueva izquierda, el contenido del socialismo es preservado en un concepto de sociedad libre más radical, más “utópico” y, al mismo tiempo, más realista, una visión del socialismo que puede quizás ser caracterizado del mejor modo posible como una nueva relación entre la esfera de la libertad y la esfera de la necesidad, que difiere de la clásica concepción de esta relación en el pensamiento de Marx. Para la concepción marxista clásica la libertad humana en su sentido verdadero sólo es posible más allá de la esfera de la necesidad. La esfera de la necesidad misma se mantiene siempre como una esfera de no libertad, y lo máximo que puede alcanzarse ahí es una reducción significativa de la jornada de trabajo, y un alto grado de racionalidad y de racionalización. Así, esta concepción tipifica la división de la existencia humana entre un tiempo de trabajo y un tiempo libre, la división entre razón, racionalidad, de un lado, y placer, alegría, plena satisfacción, por el otro, la división entre trabajo alienado y no alienado. De acuerdo con este concepto clásico marxista, la esfera de la necesidad seguirá siendo una esfera de alienación por mucho que se reduzca la jornada laboral. Es más, esta concepción parece implicar que la actividad humana libre es esencialmente distinta, y debe permanecer así, del trabajo socialmente necesario. Tampoco parece aplicable a una sociedad industrial altamente desarrollada la temprana noción marxista del individuo completo que puede hacer una cosa hoy y otra mañana. Ya que habría cientos y miles de personas que querrían ir a pescar al mismo tiempo o ir al campo al mismo tiempo, que querrían escribir poemas o críticas al mismo tiempo. Estas condiciones no corresponde exactamente a la imagen de libertad, la libertad y la liberación social del hombre va mucho más allá, allá donde la utopía y la imaginación ya se van abriendo camino para construir de la nueva realidad. fjchain@hotmail.com

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