sábado, 4 de agosto de 2007

El emperador

El emperador
Fco. Javier Chaín Revuelta

De muy joven fue alférez del regimiento provincial de Valladolid. Al servicio de la Real Audiencia participa en el motín (1808) contra el Virrey Iturrigaray y el Ayuntamiento cuando establecían la soberanía de México en un Congreso Nacional. Participó también en la conspiración de Michelena (1809). Combatió contra los revolucionarios levantados por Hidalgo y Morelos. Como teniente coronel, en 1814 es puesto al frente de las provincias de Guanajuato y de Valladolid y del ejército del Norte. En 1816 es depuesto del cargo por crueldad y malversación de fondos.

Cuando en 1820 se restableció en España la Constitución de Cádiz, el virrey Apodaca, la Real Audiencia, el alto clero y otros “notables” conservadores (la partidocracia de la época) conspiraron para encargar a Iturbide Aramburu se mezclara con los revolucionarios guerrilleros para declarar una “independencia” del reino de México y evitar así la constitución liberal que no convenía a sus privilegios y conservadores intereses.

Atraídos y engañados los revolucionarios Guerrero y Ascensio les imponen el plan de Iguala (24/feb/1821) en el que se proclama la “independencia” de México y se adopta como régimen de gobierno una monarquía hereditaria. Igualmente se declaraba como religión oficial la católica y se dispone que se respeten todos los derechos del clero. El mismo plan se ratifica (24/8/1821) en Córdoba con un tratado –ahora más turístico que glorioso.

El 23 de septiembre de 1821 entra Iturbide en la capital México con su llamado ejército trigarante. Con ello México adquiría, según dicen, su “independencia política”. Habiendo sido nombrada una Junta de gobierno, compuesta de 28 personas, ésta lo elige su presidente. Meses más tarde (18 de mayo de 1822), Pío Marcha lo proclama públicamente emperador de México, proclamación ratificada dos días más tarde.

El 21 de junio se llevó a efecto su coronación solemne. Pronto surgieron los desacuerdos entre la Junta y el emperador, lo que le obligó a prescindir de dicho organismo. Los revolucionarios volvieron a la guerra. El coronel Santa Ana proclamó la República el 2 de diciembre, mientras Guerrero hacía lo mismo en el Sur.

Para el 20 de marzo de 1823 abdicaba ante el Congreso, el cual le ordenaba que saliese del país y, al mismo tiempo, anulaba el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba. El 20 de agosto llega a Italia, de donde pasará a Inglaterra. Una nueva resolución del Congreso le declara fuera de la ley y le condena a muerte. El 14 de julio de 1824 arriba nuevamente a México, dispuesto a seguir la lucha por el poder. Descubierto al desembarcar es enviado a Padilla, donde el Congreso del Estado de Tamaulipas, ordenó que fuese inmediatamente ejecutado. De Iturbide queda un busto en el zócalo de Córdoba, sus cenizas en la capilla de San Felipe de Jesús de la catedral de México, y su ideología en todos los partidos políticos –sin excepción. En toda esa real partidocracia derechista que tiene sometido al pueblo mexicano en la peor de las dictaduras y en la más cruel de las miserias mientras tiran el dinero público a raudales en inútiles campañas. fjchain@hotmail.com (070804)

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